El solsticio de verano, que se cumple hoy, marca el inicio del nuevo ciclo astral. Este fenómeno natural ocurre cuando el sol alcanza su mayor distancia desde la Tierra y comienza a regresar hacia ella. Esta fecha ha sido considerada sagrada por muchas culturas a lo largo de los siglos.

Por ejemplo, en el cristianismo, el solsticio de verano es un momento especial que se asocia con la celebración del nacimiento de San Juan Bautista, el precursor de Jesús de Nazaret. El día de su nacimiento se conmemora el 24 de junio, y aunque no se sabe la fecha exacta de su nacimiento, el solsticio de verano es considerado un momento apropiado para honrarlo. En algunas tradiciones, los cristianos celebran este día mediante el ritual del fuego. Se encendían grandes hogueras en las plazas y se preparaban comidas al aire libre. Esto se hace con la intención de acompañar la energía natural del solsticio con la energía espiritual que se asocia con la celebración de San Juan Bautista. El fuego ha sido considerado sagrado en muchas culturas y tradiciones. En el cristianismo, se asocia con la vida eterna y la purificación, así como con la luz y la iluminación espiritual. Por lo tanto, este ritual del fuego es un momento especial para honrar a San Juan Bautista y celebrar su legado en la historia de la religión cristiana. En estos días, aunque algunas tradiciones se han perdido o modificado, el solsticio de verano sigue siendo un momento importante en el calendario astral y cultural. Es una oportunidad para reconocer la naturaleza y los ciclos astrales, así como para honrar a aquellos que han sido importantes en la historia de nuestras tradiciones y creencias.